jueves, 3 de abril de 2008

No me quieras tanto....


No me quieras tanto, estaba escrito
en la frontera de mis celosías
y en la palma de mis manos afiladas.
Esa fue la advertencia que
Tú no podías oír, mas yo empuñaba
las seis facas del miedo y en mi patio
las tardes de domingo
eran un claustro inútil donde el tiempo
ya no llevaba forma de madeja
ni giraba, preciso, con las ruecas,
pero tenía un vértigo de aljibe
y angustiosos desórdenes de lirios.

No me quieras tanto, grité por plazas
con torres de palomas destructoras,
bajo aquélla tentación de acantilados.

No me quieras tanto y una fue tu única respuesta:
el silencio indescriptible de tu Cruz.


MI JESÚS, MI AMADO


1 comentario:

Raquel dijo...

Cariño, qué bien describes la relación de amor con Dios... Le doy gracias por los dones que te da, espero que sigas alumbrandonos desde tu rinconcito.